El pasado 21 de octubre fue el Día Internacional del Ahorro de Energía, un tema siempre importante pero, durante los últimos meses, de especial relevancia. Las tarifas energéticas no han dejado de subir, y nos hemos encontrado buscando la manera de adoptar nuevas costumbres y hábitos que contribuyan a un mayor ahorro tanto energético como económico.

Esto no se limita a los hogares; es en el trabajo donde pasamos gran parte de nuestro tiempo, por lo que trasladar esas nuevas técnicas de ahorro a naves, oficinas o locales se ha convertido en algo fundamental.

Tú mejor que nadie sabes cómo de costoso es tener y mantener un sistema de refrigeración, sean cuales sean sus dimensiones (un proceso básico de refrigeración consume hasta el 80% de la energía eléctrica total), así que vayamos directamente al grano: ¿cómo puedes reducir el gasto de energía y, por tanto, económico?

La eficiencia energética en sistemas de refrigeración

No hay dos sistemas de refrigeración iguales, ni siquiera dentro del mismo sector o área de actuación. ¿Por qué? Porque como hemos comentado en alguna ocasión, las características de un sistema dependen no solo del elemento a refrigerar, sino también del entorno en el que se ubican y las características que lo condicionan. 

A rasgos generales, la eficiencia energética de tu sistema de refrigeración la determinan:

  • La potencia frigorífica (el calor que queremos extraer de un ambiente)
  • La potencia energética (la energía inyectada hasta alcanzar la temperatura ideal)

Para que un equipo de refrigeración se considere eficiente debe considerar la mayor potencia frigorífica con la menor potencia energética posible. Ahora bien, ¿cómo lo hacemos?

  1. Elige el sistema de refrigeración adecuado

No será lo mismo instalar un sistema de refrigeración en el almacén de un supermercado que hacerlo en una sala blanca con unas necesidades muy específicas. Existen sistemas más eficientes que otros (energéticamente hablando), pero que lo sean no los hace idóneos para ti. Infórmate sobre cuál es el sistema que satisface las necesidades de tu sector, y luego busca la manera de que sea tan eficiente como sea posible.

  1. Ten en cuenta tu ubicación

Lo que te rodea es un factor tan condicionante como cualquier otro. Un sistema de refrigeración eficiente en un clima seco puede ser terrible en un ambiente húmedo. La temperatura, la exposición de los equipos, los cambios bruscos… todos ellos son factores a tener en cuenta en la instalación de un sistema para decantarnos con su versión más eficiente.

  1. Presta atención al diseño del sistema de refrigeración

La clave para que el diseño de tu sistema de refrigeración sea el adecuado está en encontrar el equilibrio entre que dé solución a tus necesidades de producción y el gasto energético que quieres o puedes asumir. Pensar en ambos factores desde el inicio te ayudará a dar con tu solución a medida. 

Como siempre, lo ideal es contar con un especialista que pueda guiarte en algo tan complejo como un sistema de refrigeración a medida para tu industria. Si necesita asesoramiento, no dudes en ponerte en contacto con nosotros.